Al principio no me quise acercar mucho, y me pareció que estaba compungido. No tenía muy claro si era un gato, un ratón, o conejo o una mezcla fabulosa de todos ellos. Es cuqui, pero también tengo una prima que se llama así y en fin… que no todo es lo que parece.

Por ejemplo, esta taza, que viene en una estupenda caja, y que tiene un diseño original firmado por la prestigiosa marca Helio Ferretti, con la que trabajo desde que abrí la tienda (negocio será si te compras más de una taza de una sola tacada), parece que ha de valer por lo menos una cantidad de dos cifras en la que la primera sea cuanto menos un dos, y no, un irrisorio 1 acompañado del 4 y del símbolo del euro para que no te hagas líos y termines pagándonos en pesos de ese lejano país que visitaste en la excursión del paso del ecuador de la facultad, cuando aún creías que terminarías la carrera y lo diste todo, allá a finales de la década de los noventa del pasado siglo.

Al lío, la taza es una pocholada y lo sabes. Quedará “bonitiña” allá dónde la lleves. Tu cocina se la merece. Calidad, diseño y precio, abrazándose en amor y compañía en torno a un lindo gatito. ¿Alguna vez me pareció otra cosa? ¡Nunca! Altas opciones de que se nos acabe al toque de publicarla.