Pene saltarín a cuerda
Este vivaz furúnculo del amor se activa con apenas tocarlo un poco. Para ello es necesario darle un poco de cuerda, ya sabéis, tratarlo con amor. No impresiona por su tamaño pero está simpático. Tampoco sonríe (como decía mi abuela de mi perro; este “can” nunca sonríe, no está nada feliz), porque serás tú quien esboce una sonrisa al verlo corretear como loco. No sabemos qué busca, o si, un lugar cálido en el que refugiarse. ¡Qué loco mundo este! En próximas entregas daremos rienda suelta a los distintos nombres con los que podríamos denominarlo, porque pocas cosas en el mundo tienen tantos calificativos y tantos motes, como el pene, sea saltarín o juguetón, vaya a cuerda, a pilas, o por estímulos nerviosos. Pórtense bien, y no hagan lío.