Inspirados quizás en la obra de ballet escrita por Chaikovski en 1892, o quizás un poco antes, en el libro “Disertación germana” del mayor de los hermanos Grimm de 1835, se contaba que estas figuras de madera concedían protección y
fortaleza a sus propietarios. Heinrich Hoffmann -célebre autor alemán- escribió una obra muy reconocida llamada “El rey cascanueces y el pobre Reynaldo” donde también se le nombra.
El carpintero Friedrich Wilhelm Füchtner, inspirado en el cuento, los creó y los talló allá por 1870. Se hicieron legendarios. Tanto, que hoy la octava generación de su familia sigue fabricándolos. Se le considera el padre del soldado cascanueces tal y como lo conocemos. Alemania es precisamente el mayor fabricante de “cascanueces” del mundo. En EEUU se hicieron sumamente populares en la década de los 50 del pasado siglo XX y de ahí al resto del mundo.
Esta preciosidad está pintada a mano. ¡Grandioso!